lunes, 9 de mayo de 2011

EL DIOS DE BARUCH SPINOZA






EL DIOS DE BARUCH SPINOZA
El Dios verdadero…

Recibí hace unos días un correo que me envió mi hermano, cuando lo leí recordé aquellos años de preparatoria, aquellos años en los que uno se creía dueño del mundo, pero sería muy raro cuando poníamos atención completa a la clase de filosofía o lógica, eran aburridas pero al mismo tiempo interesantes, y estudiábamos para pasar el examen, para no arrastrar la materia al final del año… Eran tiempos muy diferentes a los actuales, había libros y no computadoras, había cuadernos y libretas y no lap tops, había vida y no sólo internet, eran otros tiempos, y bueno, estudié a Spinoza y no recordaba exactamente quién era y qué pensaba, y luego de leer este correo que les transmito íntegro me quedé boquiabierto, y fue cuando pensé en que si en esa época de la prepa  lo leí no fue a profundidad y hoy sí, es justamente lo que pienso desde hace ya muchos años, dejé al dios que me enseñaron en el Instituto Patria, en el Instituto Cumbres, en el Colegio Cristóbal Colón y en mi casa, hoy en el Dios que creo es el que me da libertad y me deja ser quien quiero ser y quien soy en realidad, y el mejor maestro para enseñarnos quién es Dios, el verdadero es nada menos que Baruch Spinoza, he aquí un fragmento de su ideario…
Creo en el Dios de Spinoza, que nos revela una armonía de todos los seres vivos. “No creo en un Dios que se ocupe del destino y las acciones de los seres humanos…” Albert Einstein.
Holanda es un país donde de verdad existe una libertad de culto y de creencias o de simplemente no creer. El 40 % de los habitantes se consideran sin religión y solamente el 32 % es cristiano. La razón se remonta siglos atrás y se plasma concretamente en el pensamiento del filósofo Baruch Spinoza.
Baruch de Spinoza  (Ámsterdam, 24 de noviembre de 1632 - La Haya, 21 de febrero de 1677). Fue un filósofo holandés, de origen sefardí portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz.
Este es el Dios o Naturaleza de Spinoza:
 Dios hubiera dicho:
 ¡Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que  quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti...
Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú  mismo construiste y que dices que son mi casa.
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.
Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un  paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito...  ¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi  trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
 Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar.  Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias...  de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad?
¿Qué clase de dios loco puede hacer eso?
Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. 
Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di.
Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó…? ¿Te divertiste…?  ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste…?
Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.
Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy? Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?...  ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti.
Baruch Spinoza
Y ya... hasta la próxima.
® Luis Miguel Cobo –Fotografías - 2009


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